Su pirámide olfativa se construye en torno a cuatro flores blancas que representan la elegancia y sofisticación de la casa Chanel. El jazmín, exótico y embriagador, se fusiona con la cremosidad del ylang-ylang, mientras que la flor de naranjo aporta frescura y luminosidad. La tuberosa de Grasse, la más intensa de todas, añade profundidad y un carácter envolvente, convirtiéndose en el corazón vibrante de la fragancia.
Las notas de salida revelan una explosión de cítricos y frutas jugosas, como la mandarina y la grosella negra, que aportan un inicio chispeante y dinámico. A medida que la fragancia evoluciona, el corazón floral se despliega en toda su riqueza, brindando una sensación aterciopelada y femenina. En el fondo, la vainilla y el sándalo suavizan la composición con un toque cremoso y sensual, prolongando la calidez de la fragancia sobre la piel.
El frasco de Gabrielle Essence mantiene el diseño elegante y minimalista de su predecesor, con líneas puras y un vidrio ultrafino que resalta el resplandor dorado del perfume. Esta elección estética refleja la luminosidad y sofisticación de la fragancia, evocando una sensación de lujo y exclusividad.
Chanel Gabrielle Essence es perfecta para aquellas mujeres que buscan un perfume floral intenso, refinado y con una presencia cautivadora. Su carácter cálido y sensual lo convierte en una opción ideal tanto para el día como para la noche, envolviendo a quien lo lleva en una estela elegante y radiante.
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