Hay fragancias que se vuelven icónicas no solo por su grandioso aroma, sino también por sus frascos inigualables. En la antigüedad se empeñaban en fabricar frascos delicados y hermosos para almacenar el producto. Estos frascos estaban tallados en mármol o moldeados en loza. Toda una artesanía que se volvió famosa y cotizada por todo el Mediterraneo. Siguiendo y adaptando las tradiciones antiguas, los diseñadores actuales nos han dado algunas botellas únicas que tenemos que recordar.
Esta es una fragancia que no busca encajar con las tendencias actuales.
No está diseñada para un público en particular; más bien busca que las personas elijan lo que les gusta y lo que les haga feliz.
La botella demuestra que lo más simple es lo más elegante, es un clásico que refleja la personalidad de la maison.
¿Cuánto tiempo crees que tardan diseñando el frasco para una fragancia? Pues la botella de Good Girl tomó cuatro años y 600 pruebas. Todo esto para dar con el sistema de presión exacto. De esta manera lograron combinar la forma de tacón de aguja que permite que el aroma se difunda perfectamente cuando se presiona.
La fragancia Good Girl está inspirada por la visión única de Carolina Herrera de la dualidad de la mujer moderna: audaz y sexy, elegante y enigmática. Es la primera vez en perfumería que vemos un frasco con forma de zapato de tacón de aguja. Con ello se convierte así Good Girl en un objeto joya, con un frasco icónico en forma de stiletto, en cristal azul cobalto y con un tacón dorado, que representa un mundo más civilizado, donde los frascos llevan una historia por contar.